El Camino Hondo, el paraje natural más antiguo de la huerta, debe ser preservado / por Al-Rāyat

LOS POBLADORES de la huerta de Murcia tienen olvidada la existencia de un río, el Guadalentín, tan murciano como el Segura, porque al cruzarla lo conocen como canal del Reguerón y desconocen que el mismo desembocaba, tras tomar el nombre de Sangonera, formando un gran delta, cuyo sinuoso cauce principal confluía con el Segura en el término de la pedanía de Rincón de Seca, habiendo pasado antes por el de La Raya. Así lo sería hasta mediados el siglo XVIII, cuando se empieza a consturir el Regueron. Las inundaciones producidas por este río de curso corto (un centenar de kilómetros), acentuada pendiente y adonde vierten las lluvias torrenciales, como el Segura, han sido más violentas que las producidas por las roturas de la Contraparada, y ejemplo de ello, es la riada de Santa Teresa de 1878.

Desde una altitud de 1.200 metros en las cabeceras de Vélez y Luchena, el Guadalentín recorre casi su centenar de kilómetros, primero con una pendiente del 3, 5 por ciento y desde el pantano de Puentes hasta Lorca, con una del 0,70 por ciento, para discurrir sobre la llanuna prelitoral con un cauce casi rectilinio. Es al convertirse en Sangonera y hasta su desembocadura cuando tiene sólo una pendiente del 0,34 por ciento, en donde a lo largo de su existencia depósitó en esta unos sedimentos finos, de textura areno-limosa, corlor pardo-gris o pardo-amarillento y escasa permeabilidad.

Aproximadamente en el lugar denominado Paso de los Carros, a unos cinco kilómetros de la localidad de Sangonera, este río, que hasta ese lugar circula por un cauce bastante encajado, pasaba a tenerlo de forma indeterminada por la disminución de la pendiente general del valle y sus aguas divagaban formando cauces temporales y errantes, creando un delta interior que acaba en el mismo Segura, integrando una zona que va desde el Campo de Sangonera, la Voz Negra, al sur de la localidad de Alcantarilla, Puebla de Soto, La Raya, Rincón de Seca, Nonduernas, Era Alta, Aljucer y lo que hoy es el Barrio del Carmen, antiguo barrio de San Benito, llegando por el sur cerca de El Palmar. Se trataba de un delta ampliado por las frecuentes inundaciones y el aumento de la acumulación propio de aguas sin cauce, con unos sedimentos principalmente arcillosos.

Este área ocupada por este gran cono de deyección ocupaba unos 30 kilómetros cuadrados. Por su masa de sedimentos, el río fluctuaba abriéndose cauces ocasionales. Pero tenía uno principal, que nacía en el citado Paso de los Carros y siguiendo el cauce de lo que se conoce como Río Seco, pues sus restos aun perduran, se dirigía por la Voz Negra, a cuya altura se bifurcaba en dos. El más septentrional seguía por el actual Camino Hondo y tras pasar por La Raya vertía al Segura por Rincón de Seca, a la altura de lo que se conoce como paraje de Funes. Así en sus crecidas, el Sangonera buscaba preferente, este cauce, sin dejar de enviar aguas en otro sentido, pero con menor intensidad.

Porque el otro cauce o brazo más meridional discurría por la actual acequia de Turbedal y la mayor de Barreras (Alquiblia o del Mediodía) y llegando hasta Aljucer entraba en la ciudad a desenbocar aguas abajo del Puente Viejo sobre el Segura, frente al Palacio Episcopal, tras haber unido a sus aguas las de la Rambla del Puerto de Cartagena, que hasta la construcción del Canal del Regueron asolaban el sureste de la huerta frente a la ciudad. Es casi seguro que para la construcción de parte de la acequia Turbedal y parte de la de Barreras se llegó a utilizar este cauce preexistente, así lo reveló en su momento el principal de los geógrafos murcianos actuales, el catedrático Francisco Calvo García-Tornel.

Otros estudios, entre los que se ecuentran los toponímicos de Robert Pocklington, han determinado que las primeras poblaciones humanas en este valle se establecieron precisamente en esta zona por donde discurrían estos cauces del Guadalentín antes de verter sus aguas al Segura. Junto a ellos se establecieron las primeras explotaciones agrícolas, además de en los propios márgenes del Segura. Porque hasta el siglo X de nuestra era no comenzó la creación y expansión del actual sistema hidráulico y de riego de la huerta de Murcia, con sus redes de acequias mayores y menores, hijuelas, reguerones, brazales y azarbes. Aunque es cierto que existen vestigios romanos, la propia calzada romana de La Voz Negra, también lo es que el poblamiento de esta zona fue tardío, debido precisamente a sus condicionamientos geográficos por la grave limitación del aprovechamiento del agua y los cultivos a ella asociados.

Los antiguos cauces en los que el Guadalentín vertía sus aguas al Segura por este cono de deyección servían para utilizar al máximo para riego las ocasionales aguas que portaban, dando lugar a un aprovechamiento muy complejo. Tal es así que los ingenieros que redactaron el proyecto contra riadas tras la de Santa Teresa de 1879, indicaron "la confusión que se produce entre cauces abiertos y cauces cegados, ríos que cambian de nombre sin razón alguna que lo motive, otros que cambian de madre, acequias que se llaman ríos, derivaciones hechas a la ventura y todo ello envuelto en abusos verdaderamente incomprensibles".

El principal cauce del Sangonera que vertía sus aguas en la zona de Rincón de Seca, en donde el cauce del Segura, precisamente, se alejaba formando este rincón con un meandro que acabó eliminado en las últimas obras contra las avenidas de la última década del pasado siglo, como decimos, ese cauce fue cegado en su origen desde antiguo, aún así quedaron tramos como el que se conoce como Camino Hondo, que adentrándose por La Raya acaba en el paraje citado de Funes.

La foto aérea de 1929 que acompaña a este texto corresponde al Camino Hondo en su confluencia con la carretera local (B4), en el tramo desde La Raya a Nonduermas. En ella se puede apreciar cómo en ese punto, gira a la derecha al cruzarse por el camino local (B4), yendo paralelo al mismo, y antes de llegar a la carretera nacional, en Nonduermas, gira esta vez a la izquierda, siguiéndose denominando este trazado como Camino Hondo, hasta alcanzar la zona de Rincón de Seca en Funes. Este tramo fue asfaltado, pero el que llega hasta la carretera de La Raya, sigue un curso que cruza la carretera nacional 340-a por el puente de los Cuatro Ojos, a la altura de la gasolinera La Lupa Roja, sigue hasta topar con el trazado de la vía férrea y continúa hasta encontrarse con las acequias Barreras y Turbedal, para seguir por La Voz Negra y el campo de Sangonera, hasta encontrarse con el Guadalentín en el Paso de los Carros (todavía existe esta denominación en un camino que cruza dicho campo). Estaríamos, pues, ante el paraje natural más antiguo de la huerta murciana. Un cauce y un paraje que debe ser resguardado de cuantos osen con su apropiación indebida, destrucción y desidia y puesto en valor como patrimonio de interés histórico, cultural y medioambiental y bien para el disfrute de toda la comunidad. (Pinchar sobre la foto para observar más detalles).

1 comentario:

  1. Excelente e interesantísimo artículo. Espero que lo lea mucha gente, para que se conozca un territorio que debe ser conservado.

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