Ni en La Raya ni en Murcia puede tolerarse la impunidad de despojar y malgastar el dinero de la gente a sus espaldas

Una viñeta de Los Simpson en las tapias del campo de fútbol de La Raya ilustra el despojo de estas instalaciones a los vecinos.

LA RAYA, Murcia (28 en. 2014). - En el primer pleno del Ayuntamiento de Murcia de este año, que se celebra a partir de las diez horas del jueves, treinta de enero, el concejal de Deportes, Juventud y Turismo, Miguel Cascales Tarazona, del Partido Popular, está emplazado a responder por qué se han llevado a cabo importantes gastos para acondicionar las instalaciones deportivas municipales ubicadas en La Raya para cederlas a continuación para uso exclusivo del Club de Rugby de la UCAM.

Algo huele mal cuando tales obras de destacada importancia -arreglo de los accesos e instalación de césped natural, entre otras mejoras del campo deportivo- han sido ocultadas y llevadas a cabo a espaldas de la Junta Municipal de La Raya y del alcalde pedáneo, Juan Hernández García, de su propio partido político.

Algo huele mal cuando el mismo concejal Miguel Cascales le había negado previamente a esta Junta Municipal la posibilidad de reparar los desperfectos que sufría el campo de fútbol rayero alegando la socorrida excusa del "no hay dinero", como si al Ayuntamiento de Murcia se le evaporara la recaudación de unos impuestos y tasas que se les ha ido quintuplicando a los vecinos.

Pero no, el dinero de los impuestos no tiene la cualidad de volatilizarse, sino que, como en este caso, el Ayuntamiento de Murcia los ha usado y cedido en exclusiva y a escondidas para el uso y disfrute de unos pocos, despojando a los demás vecinos de unas instalaciones de uso público.

Algo huele mal cuando unos responsables públicos se gastan en estos tiempos un dineral en sembrar césped natural en una gran extensión de terreno para cuyo mantenimiento son precisos recursos valiosos y más dinero, que seguirán siendo a costa de los bolsillos de todos los vecinos.

No hay excusa que valga cuando se aduce que el campo de fútbol está alejado del casco urbano del pueblo, cuando los rayeros que practican este deporte seguirán viéndose obligados y empujados a integrarse en equipos de otras pedanías, como en la de la vecina Puebla de Soto, cuyo campo -este sí de césped artificial- está igualmente alejado del centro de ese pueblo.

Algo anda mal cuando se perpetra una actuación opaca de tal envergadura que implica además un derroche de recursos a lo largo del tiempo. El concejal Miguel Cascales está emplazado a responder en el pleno del jueves en La Glorieta y a la Junta Municipal le cabe la defensa de los intereses de La Raya. Al primero y a la segunda -como en la antigua mili- se les supone responsables. Ahora tienen la oportunidad de demostrarlo.

Letrero con el que han sido nombradas las instalaciones deportivas rayeras.
El césped natural del campo requerirá importantes recursos para su mantenimiento.

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